lunes, agosto 21, 2006

Si te pasas por Santa Marta, recoge mis pasos en Koralia…

Un sol complaciente te acaricia delicadamente los hombros y los brazos. Pones los pies en la arena y te despojas de tus zapatos. Caminas todo el tiempo descalzo, pisas y recoges los pasos de otros, los haces tuyos, te invitan a seguirlos.

La calentura de la tierra entra por tus pies a tu cuerpo. Sonrisas de colores, de olores exquisitos te dan la bienvenida. Miras a tu alrededor y encuentras eso, aquello que estabas buscando… a ti y a esos otros más allá de ti, de lo que tienes.

Las pocas puertas que encuentras, siempre están abiertas, todo entra y sale, es un ejercicio continuo, un ejercicio que desintoxica, que purifica, un ejercicio. Abres las puertas de lo que será tu refugio, pensando para ti… Flores amarillas, rojas y blancas te dan la bienvenida, imágenes orientales recuerdan las raíces que ven otros en ti. Una cama seductora esta al frente tuyo, entre el bien y el mal que representan para ti las camas, caes tendida a sus pies, y duermes dulces horas, dulces sueños y despiertas dulcemente. La tara de las camas, sale y entra en su lugar el deleite, el sueño tranquilo y apacible, regenerador.

Despertando, tomas una ducha al aire libre, bajo una palmera que disipa los rayos del sol. Fuertes olores, te arrastran hacia la playa, olores exóticos que te hacen probarte y olerte. Quieres probarlos todos, olerlos todos… las miradas tímidas y cómplices de los demás a ti no te son inoportunas, para ellos tampoco lo son las tuyas. Las disfrutas, también las saboreas.

Los bongos llevan tus pies, y con ellos tu cuerpo hacia las luces rojas y plateadas del lugar de reunión. La menta y la hierbabuena entran a tu boca y tu lengua las saborea placenteramente.

Tu cuerpo se convierte en instrumento de tu propia sanación. Unas manos jóvenes y delicadas lo recorren cuidadosamente. Cada parte, cada punto tiene importancia. Cada nota musical que acompaña el recorrido, tiene luz. Las manos ya purificadas en la montaña, alimentadas con su energía han cargado tu corazón, te han quitado el dolor.

Una campana te pone alerta, es hora de alimentar el cuerpo, el espíritu esta más que satisfecho… Nuevamente los mejores sabores y olores te son servidos por amables y laboriosas sonrisas. La degustación es acompañada por una hermosa Florecita, que te recuerda a ti, en tu infancia.

Yo tuve que volver… tuve que salir, pero tu, puedes ir y recoger mi pasos…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

DESCRIBIR EL LUGAR DEL MUNDO PARA TI. SE PODRIA VIVIR... SE DE ANILES PARA OBSERVAR

LI dijo...

animales como ornitorrincos morados?

Anónimo dijo...

si, morados, el color del que pintaste mis paredes, el color de los espejos en que leemos al reves, el color del avion en donde nos vamos a ir de paseo

LI dijo...

Ja, ya, me derretí, esta bien voy a contestar el cel, no peleemos más