viernes, agosto 19, 2005


Levantarse hoy, en la mañana gris.

Dejas que el aire toque la punta de tus pies y decides dormir por quince minutos más dentro de la apacible tibieza de tu cama.

Cuando pasan los quince minutos , sales hacia la ducha y sientes nuevamente el calor del agua y sólo por esa razón te transportas hacia el lugar donde habías vivido y eras tan felíz.

Te vistes sin afán y cuando sales, te das cuenta que la lluvia de la noche anterior, dejó demasiadas huella en el pavimento. Te preguntas y comparas las huellas de la lluvia, con las huellas de lo que tu mismo haz querido que otros dejen en ti.

Pero en fín, no importa nada, porque llevas puesta una chaqueta naranja, que conserva la tibieza de tu cama o de la suya.


2 comentarios:

María Paula Muñoz dijo...

quien supiera que son mis pies, que recorrian ese lugar donde viviamos y eramos tan felices.
Y la chaqueta naranja ¿ es nueva?

LI dijo...
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